Nombrar lo que falta, sentir que falta algo, nos señala un ideal inacabado que debe ser completado con algo. Una necesidad de cubrir algo que sí se revela conduciría inevitablemente a su búsqueda, sin embargo, su presente, su tiempo, se queda en suspenso, a la espera que sea algo o un otro quien la complete, quien le responda qué o quién.
“Algo” viene al lugar de la “falta”, imaginemos un vacío que el sujeto necesita urgentemente llenar. ¿Con qué lo llena cada uno? Se trata de una invención personal, hay quienes lo llenan y recubren de problemas, otros con alguna adicción/ relación/ trabajo, respondiendo a las demandas de otros, etcétera.
Se desea un “ser” que sea completo y eso, en definitiva, hace de obstáculo al deseo.
De esta manera reduce el deseo a la demanda, es decir la falta en ser relacionada con el deseo la reduce a la falta de tener relacionada con la demanda como si el vacío pudiese llenarse… “¡Tengo que saber/ tener como hacerlo!”
En un análisis es posible que se invierta la frase de la siguiente manera: “Porque algo me falta, siento”. Se trata de poder hacer una pausa en la vorágine que experimenta el sujeto para preguntarse “¿Qué siento?”, “¿Cómo siento la falta?” resultando que empiece a atravesar su falta y que eso lo cause, lo interrogue en su relación con el deseo.
Llenarse de cualquier cosa, entretenerse, demorarse, es el modo particular que encuentra cada uno para no sentir la angustia de la falta en ser.