El duelo viene al lugar de la pérdida, es su consecuencia. Se detiene el tiempo. El sujeto queda extrañado, perplejo, angustiado, sin palabras, mudo.
Aquello que se pierde para el sujeto pone en evidencia su estado de necesidad -su desamparo-, no tenía conocimiento hasta el momento que eso/ello venía a ese lugar, a cubrir esa necesidad y al no estar presente, al perderse, se devela su falta. Lo que falta hace falta.
En ese tiempo detenido, su falta se llena de dolor.
¿Qué hacer con el dolor?
Reflexionar y poner en palabras aquel momento mudo, silencioso, es lo que permite hacer una historia de ese dolor y desplegar esa pregunta de manera singular en análisis.